De los tiempos del desaparecido coliseo cubierto Humberto Perea, al actual estadio de fútbol Romelio Martínez; el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla no solo cambió de escenario; sino que sufrió tremendo ‘bajón’ que está a punto de tocar fondo en cuanto a lo que es el espectáculo musical propiamente dicho, que además ha llevado a la devaluación del Congo de Oro como flamante galardón a los ganadores.

El fenómeno se puede apreciar en la misma presencia de público, que como en el caso de este domingo y madrugada de este lunes de Carnaval, no respaldó masivamente el espectáculo tal como en épocas anteriores; sin recordar los tiempos del coliseo, sino épocas recientes en el antiguo estadio de béisbol Tomás Arrieta o el mismo Romelio Martínez, antes de la remodelación, en la que la asistencia de público desbordaba cualquier cálculo.

El punto cuestionable del evento arranca desde la misma selección de las agrupaciones y cantantes que intervendrán en la maratón musical, que concluye al amanecer.

La principal queja de la gente que asiste a la presentación, la que se queda en casa viéndolo por televisión, o los que una vez concluido el Festival buscan la información de los ganadores en los medios, es que el nivel musical, artístico, incluso el show en tarima, no corresponde al de un espectáculo de esta categoría.

La reciente edición no fue la excepción, participaron grupos absolutamente desconocidos con actuaciones en horarios privilegiados, por encima de algunos con recorrido.

La gota que colmó la copa fue la presentación de artistas cantando sobre pistas musicales pregrabadas, que no tenían razón para estar montados en la tarima.

Un incuestionable engaño y más una abierta burla para el público, con la complacencia de quienes tuvieron a su cargo aceptar la aberrante situación por parte de Carnaval SAS.

El Festival de Orquestas y las agrupaciones que se presentan allí no pueden constituirse en un evento de promoción de nuevos artistas, o vitrina para reencauchar algunas figuras que tuvieron un importante cuarto de hora, pero que han caído en ‘baches’ artísticos como el caso del cartagenero Danny Daniel, flamante ganador del Congo de Oro en la categoría salsa, que mostró más de lo mismo, sus ‘viejas recientes’ canciones, más el potpourri de éxitos de otros artistas de trayectoria internacional.

Debe ser que los organizadores cambiaron las reglas de juego, pues es verdad que ya pasaron los tiempos en que el coliseo vibraba con figuras reconocidas.

Desde luego, los ritmos musicales han variado y los artistas han cambiado, pero para este renglón la selección de la que se viene hablando debe ser rigurosa a la hora de subir grupos en la tarima.

Se puede, incluso, recortar el horario del evento, no necesariamente se tiene que ir de amanecida, y esto se logra con la reducción del número de artistas priorizando la calidad, trayectoria, etc, de la que hemos venido hablando.

Dicha selección podría estar conformada por un ‘comité evaluador’ de gran recorrido en el ambiente musical, que evalúe las postulaciones y elija a los artistas que en realidad cuentan con merecimiento para un Festival de categoría.

Y es que ese punto del 'comité evaluador' es álgido, pues es difícil explicar la elección de ciertos Congos de Oro, por encima de artistas de más renombre e incluso, los que ya fallecieron, se deben estar revolcando en sus tumbas, por ejemplo Joe Arroyo, Diomedes Díaz, Rafael Orozco, entre otros.

Es notoria la decadencia en calidad del Festival de Orquestas. La gente ya no "espera" con ansias este evento. Esa es una verdad.

Además, ya no se ven las orquestas de talla internacional, incluso las mejores a nivel nacional.

De revelaciones no hay nada, es poco lo que se puede destacar de este evento. Se salva el homenaje al Checo Acosta, 'Príncipe del Carnaval', que recibió este merecido reconocimiento, pero con una poca afluencia de público.

En el preámbulo de recibir su distinción, el artista soledeño realizó una espectacular presentación con todos los ritmos que le han dado un reconocimiento nacional e internacional.

Al final, muy emocionado, recordó a su señora madre, Ruth, recientemente fallecida, ante lo cual no pudo contener las lágrimas al despedirse de su presentación.

Hay mucho que replantear con el Festival de Orquestas, pues la gente prefiere otros conciertos y otros artistas.